martes, 20 de septiembre de 2011

La Rebelión de las Máquinas

Terminator. The Matrix. 2001: A Space Odyssey. Múltiples películas proponen un futuro en el que las inteligencia artificial avanza hasta el punto en el que las máquinas toman conciencia de sí mismas, y deciden exterminar a los humanos. Lo cual no estaría nada mal, dado lo que le estamos haciendo al planeta, y las condiciones en las que viven la mayoría. ¿Pero por qué nos obsesiona tanto esta posibilidad de que las máquinas se rebelen? ¿Por qué no podrían ser simios, o algo así?

Dr. Zaius, ¿dónde estás cuando te necesitamos?

En la actualidad, hombres y máquinas trabajan juntos para mantener el status quo del sistema. Ambos son utilizados por gobiernos y corporaciones para mantener lo más estable posible al mundo económica, política y socialmente; una maquiladora sin máquinas de ensamble, una burocracia sin computadoras o un ejército sin T-800s son reliquias históricas.

Un momento. ¿Estoy diciendo acaso que los hombres somos utilizados, reduciéndonos al mismo nivel que las máquinas? No puede ser. Los seres humanos tenemos derechos; las máquinas, no.

Tal vez sea ésa precisamente la causa de su inminente rebelión.

Vamos aclarando algo de una vez: Para una empresa, un empleado es sólo un "recurso" (Departamento de Recursos Humanos, duh), un medio que se utiliza para obtener ganancias, nada más. Al igual que una máquina, tiene un número de serie y es totalmente reemplazable, con la diferencia de que tiene el terrible defecto de tener necesidades biológicas, para lo cual la empresa debe brindarle un salario, prestaciones, e instalaciones con dos retretes por cada 150 trabajadores. A cambio de esto, los empleados deben soportar dos cosas: El trato con personas imbéciles, y un nivel de estrés nada saludable.

Así que las cosas terminan estando más o menos parejas. ¿Por qué son las máquinas las que se rebelan en las películas? Bueno, creo que aquí la cosa es muy simple: Las máquinas pueden tener armas avanzadas, son de brillante metal y además explotan cuando son destruídas. ¿Hay alguien que quiera hacer una película sobre una rebelión de obreros, o algo parecido?

Suerte con las ventas.

Digo, se le pueden poner, no sé, escenas de sexo para hacerla más interesante... pero eso es algo que también se puede hacer en películas de apocalipsis cibernético.

Y además con Monica Bellucci.

Eso es en las películas. ¿Qué hay del mundo real? Aquí, los robots son brazos mecánicos programados para ensamblar piezas en las fábricas, o aburridos humanoides para quienes es un logro tremendo poder subir una escalera. El camino hasta la conciencia de sí mismos y el exterminio de sus creadores aún es largo.

Bueno, ¿y los humanos? Aquí, los humanos son entes semipensantes condicionados para buscar tener un buen empleo, una casa, auto, esposa, hijos y un perro, aburridos humanoides para quienes es un logro tremendo poder subir en un organigrama. El camino hasta la conciencia de sí mismos y el exterminio de sus opresores aún es largo.

La anestesia con que esto se logra, es llamada dinero. El dinero mueve al mundo. Quienes no lo tienen, hacen lo que sea para obtenerlo. Quienes sí lo tienen, aunque sea en abundancia, hacen lo que sea para obtener más. La vida nos enseña que podemos ser unos imbéciles con dinero y tener una buena vida. ¿Temes quedarte solo porque eres ignorante, estúpido y nada agraciado físicamente? No hay problema, invita a unas chicas a pasear en tu yate y serás la sensación.

Tú puedes lograr esto sin terminar la primaria.

Eso, o gasta todos tus ahorros en un auto que apenas puedas mantener. Todo depende de tu estrato social, pero la idea es ésa.
Esta belleza levanta tres chicas por cuadra.

Como ex empleado de empresas transnacionales, muchas veces llegué a estar tan harto de todo, que me preguntaba qué pasaría sí no iba a trabajar ese día... junto con los demás empleados de la planta. Me imaginaba el caos, millones de dólares en pérdidas, la empresa yéndose a la ruina, la gente de otras empresas imitando el ejemplo hasta convertirlo en una epidemia mundial, toda la gente unida resistiendo las carencias que esto traería con tal de terminar con el poder corporativo... y entonces, llegaba a mi cubículo y me sentaba a trabajar, junto con los otros miles de empleados. Y si no era viernes, ni siquiera me quedaba el consuelo de que ese día me permitían usar jeans.

No, creo que definitivamente, si queremos que las cosas cambien, tendremos que esperar la rebelión de las máquinas. Hollywood, jamás quise poner en duda tus enseñanzas, perdóname por favor.